El HARAKIRI, morir en nombre del Honor.
Suicidio japonés, el harakiri. Es conocido por muchos como opera el famoso suicidio japonés, de nombre “harakiri”, que consiste en que la víctima se apuñala en el vientre, dejando sus entrañas a la vista de todos. Este ritual, cuyo verdadero nombre es “seppuku” (la palabra harakiri es considerada vulgar entre los japoneses), era exclusivo de las clases más nobles, especialmente los guerreros samuráis.
Muerte autoinflingida.
Para ellos, el deshonor y la vejez eran destinos indignos, por lo que preferían una muerte autoinflingida como forma de terminar la vida conservando el honor. Para abrirse el vientre utilizaban una daga de aproximadamente 30 centímetros, similar a una katana, pero en versión diminuta. También disponían de una pequeña bandeja entre sus rodillas para recoger los intestinos tras la puñalada.
Así lo reseña un artículo publicado en el portal Cooking Ideas (» www.cookingideas.es), que además reúne una serie de aspectos que muchos desconocen del suicidio japonés, entre las que destacan las siguientes:
– La muerte tenía que ser delante de un público.
Contrariamente a la idea de una muerte en la intimidad, el harakiri debía ser ejecutado en presencia de un grupo de espectadores. Por lo general, era familiares, amigos o implicados, de una u otra forma, en la decisión de morir.
– Un trago de sake antes de morir.
El acto del suicidio era largo y la muerte era el último paso. El primero de ellos era beber saque. Luego, el samurái solía escribir un poema de despedida en su abanico de guerra. Por último, vestido del color de los muertos, el blanco, y las manos envueltas en papel de arroz se enterraba el puñal. La razón del papel de arroz era que se consideraba deshonroso mancharse las manos de sangre.
– Algunos no llegaban a clavarse el puñal.
Los japoneses creían que mientras más lejos llegara la víctima en su destripamiento, mayor era su valor. Sin embargo, muchos samuráis recurrían a sus asistentes, o “kaishaku”, para que le propinara la primera puñalada. Asimismo, podía ocurrir que no existiera daga disponible. En este vaso, se podía utilizar una “katana”, sujetándola a la mitad del filo con un paño blanco, para evitar el corte de las manos.
– El harakiri podía ser impuesto.
Solo se necesitaba la orden del “daimyo”, o soberano feudal más poderoso. También podía ser ordenado por un tribunal, en el caso de que el guerrero hubiese cometido algún acto deshonroso, como robo, asesinato, estafa o cualquier otro acto inmoral.
Fuente: » www.cookingideas.es
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